Gonzalo Espinoza más cerca de Aránguiz y Montillo.

El año 2020 de Gonzalo Espinoza no ha sido fácil. La presencia de Fernando Cornejo, Sebastián Galani y (en menor rango) Jimmy Martínez como alternativas para ejercer funciones en zonas que él frecuenta, desarrolló interrogantes acerca de la prioridad y consideración finalmente destinada al ex futbolista de Racing de Avellaneda. Posterior a su ingreso vs Colo Colo, Hernán Caputto ha encontrado en el oriundo de Constitución un recurso importante para la medular de su once, ubicándolo al costado derecho de Camilo Moya como un interior en el 4-3-1-2 que acostumbra emplear.

Aunque su historia, si es que solo momentánea, como pieza titular troncal pueda entenderse  por la lesión de Sebastián Galani y la disconformidad de Hernán Caputto con el rendimiento de Fernando Cornejo, lo cierto es que ayer, en el partido vs Cobresal, el argentino en su afán por buscar variantes para lograr una mejor progresión ofensiva, procuró que Gonzalo se acercara más a Walter Montillo y Pablo Aránguiz, aun desocupando los espacios que, en clave “La U de Caputto”, él habitúa ocupar.

Universidad de Chile, en salida de balón, se enfrentaba a un 4-4-2 de Cobresal que limitaba el rango de acciones de Camilo Moya, porque cuando la pelota pasaba por Osvaldo González o Diego Carrasco, eran Sebastián Varas y Marcelo Cañete quienes tapaban y bloqueaban las opciones para que se encontrara al ex San Luís a una altura siguiente en relación a la de los centrales y este pudiera perfilarse y girar (Imagen 1).

Visto esto, se encontraron un conjunto de respuestas ante el repliegue cobresalino:

  • Moya entre centrales (a la misma altura de estos) para poder tener el campo de frente y optar a filtrar o generar espacios (Imagen 2).
  • Con Camilo ya formando la línea de 3, Pablo Aránguiz bajaba como apoyo por el sector izquierdo y era Gonzalo Espinoza quien se recostaba a izquierda para ocupar el lugar dejado por el ex Unión Española (Imagen 3).
  • Pablo Aránguiz recostado a banda, Gonzalo Espinoza por zona intermedia, espacio de interior derecho desocupado (Imagen 4).

Los dos partidos de Camilo Moya.

Ser el eje de un equipo nunca puede resultar sencillo. Siempre se está en constante movimiento y viendo cuales son las mejores decisiones que pide el partido, en cualquier fase del juego. Esta última descripción podría aplicar para cualquier futbolista de los 22 que pisan un campo de juego, y en cualquier función o rol, pero se enfatiza en la mencionada por el partido que tuvo que enfrentar Camilo Moya, o más bien, “los dos partidos”. El primero contra Cobresal con sus dos delanteros no dejándolo recibir en cierta altura del campo, en donde el canterano azul tuvo que descender para ejecutar todo con una vista más panorámica. El segundo es el que mejor lo interpretó y ejecutó, ya que este se desarrollaba con Varas y Cañete más preocupados de saltar al poseedor de balón que de proteger una zona en especial. 

Si en un inicio Cobresal no dejaba que el mediocentro rival pudiera girar y tener el campo de frente desde una altura media (Imagen 1), ya con el resultado adverso y con la U defendiéndose con el balón, Gustavo Huerta mandó a sus futbolistas más ofensivos a dejar de cuidar esa zona e ir a apretar al resto de futbolistas azules que participaban en la base de la jugada (portero y centrales). Ante esto, tomó vital trascendencia la interpretación de espacios que tuvo Camilo Moya para ser una vía de salida (Imagen 2 y 3). A partir de ahí, Universidad de Chile pudo desarrollar salida más limpias y dejar a sus futbolistas más adelantado en ventajas posicionales.

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