UN EQUIPO DESCOORDINADO Y SIN SINTONÍA

Universidad de Chile ha vivido diversos conflictos respecto a su funcionamiento, esto en diversos ámbitos: desde las descoordinaciones y cantidad de goles cedidos por la defensa azul, hasta la poca efectividad a la hora de anotar goles por parte del bloque ofensivo.

Es crucial la coordinación y una sintonía plena en un equipo a la hora de jugar, ya que es la forma en la que la idea central que tiene el entrenador, se plasme y se represente de la mejor forma posible. Todo esto en base a grandes rasgos, pero de igual manera es claro que hay un gran problema en ello y que el entrenador no ha sabido resolver.

Uno de ellos es un problema a nivel táctico -también existen a nivel físico, técnico, dirigencial y hasta psicológico-, el cual consiste fundamentalmente en como se organiza la Universidad de Chile de Beccacece en torno a una línea defensiva que en su mayoría actúa y se sitúa a muchos metros del arco propio. Este concepto es acuñado y desarrollado por distintos estrategas (Guardiola, Löw, Jémez, entre otros) y que les ha resultado bastante bien desde el juego, por lo que convengamos que no es un capricho por parte del rosarino Beccacece tal idea, sino que realmente un concepto bastante interesante.

Esta forma de desarrollar la línea defensiva no solo consiste en defensas coordinados y en total sintonía, sino que los volantes y delanteros también lo estén. Fundamentalmente, si una línea adelantada no está acompañada de todo un funcionamiento a nivel de presión y/o pressing, no tiene sentido. Esto ha quedado demostrado por la cantidad de balones largos a las espaldas de los centrales azules que han terminado en su gran mayoría en acciones de riesgo (Santiago Wanderers, Deportes Antofagasta, Universidad Católica, Cobresal).

Se desarrolla un pressing descoordinado y fuera de contexto, el cual llega tarde cuando la línea de defensas ya avanzó varios metros cediendo ya por lo menos unos 30m, por lo que, si es que el rival se plantea sin mayor dificultad, logra robar el balón en zonas adecuadas, jugarla con quien deba y así, poder entregar un balón limpio a quien pueda lanzarlo a un espacio que es completamente fértil para los delanteros, en este caso, de Cobresal.

A pesar de que la U supo leer y remontar esta situación, no tendría ningún fruto, por lo que compactó más al equipo, retrasando la línea de cuatro defensores junto a los volantes, con la finalidad de evitar el balón largo de los nortinos y así obligarlos a hacerlos jugar más y elaborar el balón, lo cual, no es una gran virtud por parte de los dirigidos por Giovagnoli.

“Hemos tenido entre 15 y 18 ocasiones de gol, pero a veces no alcanza. A veces el balón entra y otras no. Analizar esto es duro, es difícil, pero debemos mejorar nosotros para sacar esto adelante. Cometimos errores, sobre todo en los dos goles de ellos y en estas circunstancias los errores cuestan caro”, declaró Nicolás Diez, ayudante técnico de Sebastián Beccacece, tras el encuentro. La U exhibe problemas en defensa y en el finiquito, lo que provoca una descompensación en el equipo y lo vuelve frágil.

Escrito por: José Orueta@jtorueta11

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